La fascia es muy extensa, y por tanto sería muy difícil trabajar sobre toda su superficie. La localización de puntos precisos o zonas clave facilita su manipulación y permite que sea más efectiva. Un análisis apropiado de las conexiones miofasciales, basado en la comprensión de la anatomía fascial, nos da indicaciones sobre dónde es más apropiado intervenir. La fricción profunda en estos puntos específicos (CC y CF) pretende restaurar el balance tensional. Cualquier alteración no fisiológica de la fascia profunda puede provocar cambios tensionales a lo largo de una determinada secuencia, provocando una activación incorrecta de los receptores nerviosos, movimientos incoordinados y, como consecuencia, aferencias nociceptivas. A lo largo de una secuencia miofascial puede extenderse una tensión compensatoria, por lo que esta continuidad miofascial puede estar relacionada con dolores referidos a lo largo de una extremidad o a distancia, incluso sin que exista alteración de una raíz nerviosa. En la práctica clínica son comunes casos de ciatalgia y de cervicobraquialgia sin irritaciones detectables de ninguna raíz nerviosa (8).
Esta técnica permite a los terapeutas trabajar a distancia del lugar doloroso, que a menudo está inflamado a causa de tensiones no fisiológicas. Para cada UMF se ha indicado un área donde se siente con frecuencia el dolor, llamada Centro de Percepción (CP). De hecho, es importante poner atención en la causa del dolor, regresando al origen de esta tensión anómala, es decir, a los CC y CF localizados en la fascia profunda.